Sobre si el estudio es o no un indicador y sobre hombres como Luis Alberto Monge.
Definitivamente una variable objetiva es el estudio. No en balde digo que la mayoría iría al médico más preparado, cuando de salud se trata. Ahora bien, reconozco que no es la única variable (objetiva y subjetiva) en juego para dar el voto.
Pero volviendo al estudio, Don Luis Alberto nació en 1925 y solo tenía 15 años cuando se abrió la primera universidad moderna de CR. Debido a esas escasísimas oportunidades, las personas de esas épocas habían desarrollado otras formas de prepararse. Por ejemplo el fue ayudado por el Padre Núñez, fue su mentor académico y político y además fue uno de esos autodidactas de esa época que daba conferencias en universidades de Europa y daba discursos en la Internacional Socialista.
Por otra parte su generación fue una de mucha que luchó por abrir las oportunidades de estudio y que lo hicieron con la convicción de que si muchos estudiábamos, tendríamos más oportunidades y que seríamos más capaces de dirigir hasta nuestro país.
Decir que no importa que uno tenga estudios y el otro no, contradice la lógica y todo lo que hicieron las generaciones que se esforzaron por darle a todos los jóvenes esa bendición.
Sin embargo reconozco que esa solo variable no puede ser suficiente.
Al final y esto si se lo acepto a cualquiera, que uno estudiará y el otro no, le da ventaja al que estudió, pero si soy pentecostal, el que uno sea de esa religión y el otro no, le da ventaja al que sí. Sí soy el tipo de liberacionistas donde mi deseo de que el PAC no quede es mayúsculo, no puedo desconcer la ventaja de Carlos sobre el otro en la variable de estudio, pero ese deseo puede pesar más y lo descarto.
Todo depende de la balanza dónde pongo lo objetivo y lo subjetivo. Por eso no hay que justificarse si decido votar por alguien poco preparado. Eso se puede hacer, es parte de la democracia. Si lo hago así tengo la ventaja de saber a que me atengo. De la otra forma me entrego solo a mi destino
Sí, pero esa es nuestra valoración. Preferimos a alguien preparado, sin embargo no es la única variable que usamos. Si fuera así, el candidato más preparado en estudios era Piza, pero yo no voté por el porque prefiero uno con una preparación que me parece muy suficiente, pero que tenga posiciones socialdemócratas y por tanto una visión de defensa muy alta de los derechos humanos y el subconjunto de derechos laborales.
Esa es mi balanza personal y debo reconocer que Piza tenía ventaja sobre todos en su nivel académico. Pesaban otras cosas para mi, pero soy consciente de que ese era el más preparado y que le di a otras cosas gran valor y no desvirtúo esa ventaja de Piza. Sería un autoengaño solo por justificarme.
Mi voto será por Carlos! No abrigo ninguna duda.
La defensa de los derechos humanos y su excelente preparación pesan más, mucho más, en mi balanza personal, pero debo agregar que también caen en mi balanza a favor de el su laicidad y mi subjetiva valoración de las personas que dicen hablar en lenguas y que desprecian a varias minorías usando la interpretación literal de escrituras sagradas y que pienso que es imposible que lo hagan sin saber que engañan a tantos y tantos.
Estimado Edgardo:
Este es un tema complejo, en el que la decisión de votar se fundamenta en distintos motivos, en función de cada elector en particular. Hay razones racionales y, desgraciadamente, también razones emocionales, viscerales, las llamarían algunos. Una buena formación académica es un atributo positivo para un candidato, sobre todo si se relaciona con aspectos fundamentales de los problemas de gobierno, economía, por ejemplo, pero en realidad, por mejor formación que se tenga, siempre somo ignorantes en una gran serie de temas. La experiencia en la gestión de la cosa pública y en la producción privada de bienes y servicios, también es un atributo positivo para un candidato. En el fondo hay atributos más importantes, que tienen que ver con los principios y valores que guían las acciones de las personas, incluidos los políticos. Esos son difíciles de medir, pero tienen un gran impacto en el quehacer de los políticos y en las consecuencias de sus actos, aquí siempre hay un gran nivel de incertidumbre y no queda más que juzgar a los candidatos por sus acciones anteriores. Por otra parte, un candidato solo es la cara más visible, pero gobernará rodeado de un equipo, por lo que ese equipo también debe ser considerado a la hora de decidir su voto. Los programas de gobierno, a mi no me inspiran demasiada confianza, al fin y al cabo, después de 4 años, una mínima parte de ellos logran concretarse. En fin, la decisión del 1 de abril no es sencilla, al menos para mi, está claro que no tengo ninguna razón para votar por Fabricio Alvardo, al contrario, tengo muchas razones para no hacerlo y no lo haré. El problema es que no encuentro suficientes razones, aparte de evitar la llegada de Fabricio, para votar por el PAC, después del Gobierno de Solís, el que en palabras del fundador del PAC, orquestó el cementazo desde la propia casa presidencial.
Aún tengo 3 días para decidir si vuelvo a las urnas y para decidir que hacer con mi voto.